El 25 de Noviembre (25N) es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. El mismo día que, en el año 1960, tuvo lugar el feminicidio de las hermanas Patria, Minerva y María Mirabal en la República Dominicana durante la dictadura de Rafael Trujillo. En 1981 se proclamó por primera vez como día conmemorativo durante el primer Encuentro Feminista de Latinoamérica y el Caribe que se celebró en Bogotá y en 1999 las Naciones Unidas decidieron nombrarlo un día internacional. En Alemania hace casi una década que se llevan a cabo propuestas en este día. Algunas de las preguntas que plantea este número son: ¿Cómo se están organizando las voces migrantes en torno a la violencia a las mujeres y las personas FLINTA? ¿Qué formas puede tomar esta violencia en el contexto alemán? ¿Qué iniciativas, espacios, alianzas y redes están resistiendo estas violencias? ¿De qué manera?
Aunque los medios siempre conmemoran la labor de las organizaciones no-gubernamentales en marcar este día, el hecho es que son los grupos activistas migrantes los que han hecho la labor de impulsarlo desde abajo para resignificar su valor simbólico, cada una/o desde su contexto local. Son muchos los colectivos migrantes que se organizan en Europa y en toda Alemania a través de plataformas de participación para protestar el 25 de Noviembre contra la violencia de género. La protesta apela, entre otras muchas, a la violencia en el espacio público, doméstico, la violencia internacional, la trata y el tráfico sexual. Dentro de este complejo entramado de violencia sistémica y estructural son cada vez más las voces que aluden a la violencia dirigida específicamente a mujeres y personas FLINTA(1) migradas.
A pesar de que históricamente la producción intelectual nacional en torno a la violencia de género se ha enfocado en la violencia íntima o intrafamiliar, las agresiones a las que están sometidas mujeres y personas feminizadas en Alemania son múltiples y a menudo se solapan. Desde la llamada violencia doméstica hasta la espacial y la digital, pasando por la violencia racista, institucional y la violencia médica y obstétrica. El tratamiento de la violencia carece a menudo de un análisis interseccional que, además del género, tenga en cuenta circunstancias de clase, raza o capacidad. Activistas trabajando desde dentro y fuera de la academia han empezado a señalar de forma más reciente casos de violencia en los que la víctima es una persona racializada sin necesidad de que se trate de una pareja del mismo origen nacional. Esta perspectiva que afecta a las personas migradas no es inherente a los mecanismos judiciales, mediáticos ni policiales. En su análisis sobre el femi(ni)cidio en Alemania, la académica y activista de datos Aleida Luján escribe, por ejemplo, sobre el tratamiento del caso berlinés de Julissa J., de origen colombiano, asesinada por su expareja alemana en los medios de comunicación alemanes (Luján 2023, 20).
A nivel internacional distintos discursos nacionales convergen a través del Convenio de Estambul que, tal como lo define la propia Luján (2023), es una herramienta de obligatoriedad legal para que los gobiernos de los países firmantes adopten planes concretos para combatir y proteger a mujeres y niñas de la violencia de género en todas sus formas. Estos incluyen modificaciones al código penal, colección de datos, desarrollo de nuevas políticas, estrategias de prevención o mecanismos de cooperación internacional. A pesar de las estrategias nacionales de países europeos para combatir la violencia de género, no hay un organismo que cuente las estadísticas de femi(ni)cidio en Europa. Por lo tanto, el trabajo de activismo de datos y de los saberes migrantes aquí cumplen un papel esencial. Puduhepa es una de las colectivas feministas turcas que asiste a la marcha desde el 2018, cuando Turquía se salió del Convenio de Estambul. Además de intervenir desde la protesta activista en torno al tema bajo la alianza el 8 de Marzo y el 25N, el grupo organiza reuniones regulares para que mujeres turcas se junten a comer juntas y realizan acompañamiento de casos de violencia de género en Berlín.
Figura 1: Puduhepa e.V
En el 2014 cuando las Naciones Unidas emiten una petición a varios países sobre sus mecanismos existentes, Alemania respondió a través de este documento de la UNODC que el femi(ni)cidio no es un fenómeno que se pueda identificar como tal en Alemania. Desde entonces hasta que entró en vigor en el país la Convención de Estambul en 2018 se han intensificado los debates y las campañas de datos. Es importante mencionar que muchas de las campañas que se han iniciado por instituciones alemanas como Rosa Luxemburg han utilizado lemas como ni una más (Keine Mehr), que hace referencia directa al movimiento anti-femi(ni)cidio mexicano iniciado durante los mediatizados femi(ni)cidios de Ciudad Juárez durante los años 90 y el movimiento posterior argentino Ni Una Menos, que lo retoma en 2016. Otro ejemplo de esto es el lema de la red Netzwerk Gegen Feminizid, Wir Wollen Uns Leben, una iniciativa de la izquierda alemana creada en el 2021 para aglutinar a grupos trabajando en Berlín sobre el tema. Su lema se traduce directamente de otro lema ligado a ambos movimientos Nos Queremos Vivas / Vivas Nos Queremos, una frase de la activista y poeta mexicana juarense asesinada Susana Chávez.
El 25N se protesta en la capital alemana desde el 2015. Cada año en este día se llevan a cabo acciones públicas por parte de grupos migrantes organizados bajo la International Feminist Alliance (Alianza de Feministas Internacionalistas). Este grupo coordinador se constituyó para organizar la marcha separatista del 8M y el 25N representando a diversos colectivos migrantes. La alianza se creó a partir de la formación International Women’s Space (IWS), que nació como un espacio de mujeres migrantes durante la ocupación de la antigua escuela Hauptmann en el barrio de Kreuzberg por parte de colectivos pertenecientes al movimiento de refugiados en el 2012, hasta que se desmanteló en el año 2014. En el 2017 IWS se registró como asociación. La internacionalización del 25N coordinado por la alianza ha ido en aumento. En 2019 se añadieron grupos como Break Isolation Group, una organización de mujeres refugiadas residiendo en estado de asilo en viviendas (Lagers) en Berlín y Brandemburgo y múltiples colectivas migrantes independientes.
Figura 2: Internationalist Feminist Alliance.
Si bien es verdad que sin los activismos en la capital alemana una perspectiva de la migración en torno al 25N no se hubiera dado, también lo es que cada vez son más los recursos de apoyo con los que cuenta el tejido activista migrante en la ciudad. Un ejemplo es el Migrant Toolbox, una plataforma digital propulsada por una plataforma progresista de izquierdas European Alternatives, que se fundó en el 2007 durante el Tratado de Roma, predominantemente con fondos europeos y alemanes. El hecho de que exista un interés por parte de la Unión Europea en financiar actividades lideradas por activismos migrantes resalta, por un lado, quizás, una carencia en políticas públicas previas y, por otro, el reconocimiento de que están trabajando para llenar las grietas de un sistema que excluye las experiencias migratorias de su modus operandi. El grupo Da Migra, una organización paraguas que aglutina diversos grupos de mujeres migrantes que opera tanto a nivel nacional como local, es otro ejemplo de una plataforma de apoyo. Existe formalmente como asociación desde el 2014, aunque su historia está vinculada al (des)encuentro que tuvieron algunos grupos de mujeres migradas y/o racializadas con las políticas nacionales de la década de 1980 con el movimiento de mujeres alemán.
Un ejemplo de la contribución del activismo de datos a la producción de conocimiento nacional en torno a la violencia es el proyecto colectivo Feminizidmap. En Alemania hasta hace muy poco apenas había mecanismos para contar los datos sobre femi(ni)cidios. En este sentido, en ese proyecto la plataforma reproduce un modelo parecido al de Feminicidio.net en el contexto alemán. El mismo proyecto, encauzado de forma colectiva por la investigadora oaxaqueña Aleida Luján, aclara que el uso del concepto de femi(ni)cidio entre paréntesis es para reconocer las distintas corrientes epistémicas que este concepto ha tenido. La palabra femicidio fue acuñada por la académica y activista estadounidense de origen sudafricano Diana E. H. Russell, quien utilizó la palabra por primera vez en 1976 en el primer Tribunal Internacional sobre Crímenes contra la Mujer. Russell negocia durante mucho tiempo el significado de esta palabra hasta publicar The Politics of Woman Killing junto a Jill Radford en 1992, cuando la define como “el asesinato de mujeres por parte de hombres por el hecho de ser mujeres'" (2011). La académica y congresista mexicana Marcela Lagarde introdujo después la variante "feminicidio" en 1994 y, con ella, la implicación de la impunidad de estos crímenes por parte del Estado. La violencia femi(ni)cida, en este sentido, afecta a sujetos particularmente vulnerables y feminizados (por eso el uso del sufijo "ni") identificados como mujeres y niñas. Aunque escritoras hispanohablantes utilizan ambos términos a menudo de forma intercambiable, es de suma importancia reconocer ambos usos del concepto y reconocer las aportaciones de escritoras feministas y activistas de América Latina, ya que no son una mera traducción la una de la otra.
El colectivo hispanohablante Ni Una Menos Berlín, ligado al movimiento feminista argentino, participa en el 25N como parte de la Alianza de Feministas Internacionalistas desde el 2017 y es parte de la Netzwerk Gegen Feminizid. El grupo se define como “un nosotras abierto e inclusivo, que comparte una lengua y una condición migrante, pero con múltiples diferencias, que abrazamos y exploramos (…) defendemos un feminismo inclusivo e interseccional que tome en cuenta las condiciones particulares de cada mujer, respetando sus opiniones y teniendo en cuenta sus diferentes historias de vida (…)”. La colectiva entiende por mujeres a “todas las personas que se reconozcan como tal”. Hace dos años el grupo realizó una campaña llamada 2 Pro Tag para captar la atención a la comunidad hispanohablante de las dos violaciones diarias que se producen en Berlín.
Figura 3: Ni Una Menos Berlín
Para concluir, podemos decir que el 25N en la dimensión en la que se propuso por parte de las Naciones Unidas se está traduciendo a nivel translocal por parte de colectivas activistas a la realidad de sus contextos migratorios en Berlín. De esta forma, están creando saberes a nivel local que interpelan la narrativa alemana que sitúa la violencia como un fenómeno que se da solo fuera del país. Tal y como aluden Montoya y Rolandesen Agustin (2013), “apelar a la violencia del otro a menudo es utilizado como un arma de exclusión y un estereotipo cultural en la elaboración de las políticas de frontera europeas”. Es por eso que, como parte de una marcada agenda internacionalista detrás del 25N, son cada vez más las cifras de femi(ni)cidios y de violencia que se traducen al contexto local como contrapeso a la división geopolítica de la violencia. Es cierto que las cifras de violencia de género en Ciudad Juárez y otras fronteras que dividen el Norte y el Sur Global siguen importando en la configuración de una agenda para el 25N, como contextos que Sayak Valencia denomina capitalismo gore, pero para comprender la violencia sistémica y estructural más visible se deben comprender las violencias que se ejercen en el contexto migratorio europeo. De lo contrario no es posible ver ambas caras de la misma.
Notas
FLINTA: Frauen, Lesben, Intergeschlechtliche, Nichtbinäre, Trans und Agender Personen (En español: Mujeres, lesbianas, personas intersexuales,no binarias, trans y agénero)
Bibliografía
Lagarde y de los Ríos, Marcela. 2006. ‘Del Femicidio al Feminicidio’. Desde El Jardín de Freud: Revista de Psicoanálisis, ISSN 1657-3986, Nº. 6, 2006, Pags. 216-225, January.
Luján Pinelo, Aleida. 2023. ‘Extreme Forms of Violence Against Women in Europe. Femi(ni)cide in Germany’. University of Turku.
Montoya, C., and L. Rolandsen Agustin. 2013. ‘The Othering of Domestic Violence: The EU and Cultural Framings of Violence against Women’. Social Politics: International Studies in Gender, State & Society 20 (4): 534–57. https://doi.org/10.1093/sp/jxt020.
Russell, Diana E. H. 2011. ‘The Origin and Importance of the Term Femicide’. 2011. https://www.dianarussell.com/origin_of_femicide.html.
‘Statement by Germany on the Investigation and Prosecution of Gender-Related Killings of Women and Girls’. n.d. https://www.unodc.org/documents/justice-and-prison-reform/IEGM_GRK_BKK/Germany_Annex.pdf.
Valencia, Sayak. 2010. Capitalismo gore. 1. ed. Barcelona: Melusina.
Imágenes
Figura 1: https://puduhepa.org/anasayfa/biz-kimiz/
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